Las actividades para la explotación petrolera implicaban la recomposición total del territorio, en su ocupación, uso y administración: así se establecieron vías e infraestructura, se fundaron pueblos y crearon autoridades civiles y militares. Adicionalmente la actividad petrolera atrajo y facilitó el avance de miles de colonos campesinos atraídos por la expectativa de emplearse, como oferentes de productos agrícolas, y para apropiarse de terrenos. Todo lo cual conformaba una enorme masa humana, de infraestructura, de poder económico, político y militar que arrasaba a su paso las comunidades de los Indígenas Barí. En este proceso de invasión petrolera y resistencia de los Barí, interesa establecer al menos tres períodos: el primero entre 1930 y 1950 que incluye el inicio de la actividad petrolera y su posterior parálisis por efecto de la segunda guerra mundial y la violencia política de la mitad de siglo XX; el segundo período 1950 y 1964, cuando se reactiva la actividad petrolera en la zona; y finalmente el tercer período, cuando los Barí deciden parar su resistencia y establecer acuerdos con el Gobierno y los sectores locales.
Primer período: inicio de exploración y explotación petrolera 1930-1950, guerra mundial y violencia política. Como ya se indicó, a principios de la década del treinta, Siglo XX, la Concesión Barco fue transferida de manera fraudulenta y por presión del Gobierno de Estados Unidos a Empresas petroleras de este país, dando paso a la fase de exploración petrolera. A finales de la década del treinta, Siglo XX, paralela con la exploración y ubicación de los pozos de petróleo en una extensa área alrededor de Tibú, se construyó en 1938- 1939, al sur del territorio ocupado en ese entonces por los Barí, la carretera Cúcuta-Tibú y Tibú-Convención, y se construyó el oleoducto Tibú-convención-costa Atlántica. En 1940 se inició la extracción de crudo en los pozos de la zona de Tibú y su exportación a través del oleoducto. Adicionalmente, las actividades de la petrolera incluyeron el establecimiento de una amplia infraestructura de campamentos y viviendas, casino, club y comisariato para los trabajadores y empleados, carreteras y aeropuertos, bases militares y prostíbulos. En esta fase, el avance de la infraestructura y proceso petrolero apoyado con la acción armada del ejército contra los barí, presentó la siguiente situación: El número de obreros del petróleo muertos por los Barí (Motilón), entre la llegada de las compañías y su acompañamiento militar y el año 1939, cuando fue concluido el oleoducto y empezó a salir el crudo hacia la Costa Atlántica, ha sido calculado por algunos en 250. Otros hacen subir la cifra hasta 500. No se tiene ningún indicio de los soldados muertos y, por supuesto, tampoco de los indígenas. Informaciones que no han sido publicadas, pero que circularon entre los viejos obreros, hoy pensionados, de las petroleras, dejan saber que la impotencia militar y de las compañías para prevenir los ataques indígenas habría determinado el lanzamiento, desde aviones, de sal envenenada en las vecindades de sus bohíos (Roldan, 1994: 270) Al final de la segunda guerra mundial entre 1943-1945 y con la fase de violencia política de mediados de siglo, obligaron a la empresa a paralizar las actividades petroleras lo que significó el licenciamiento de miles de trabajadores que se establecieron con sus familias como colonos y presionaron sobre las tierras de los Barí. En el período señalado y al sur del territorio Barí, el avance de la infraestructura petrolera y el establecimiento de poblados con apoyo del ejercito se realizó sobre la persecución y destrucción de nueve comunidades indígenas, de la destrucción de un mayor número de bohíos, de la muerte y desplazamiento de la población y de la muerte de destacados guerreros Barí. El poblamiento e infraestructura actual se construyó sobre la destrucción, muerte y desplazamiento de las siguientes comunidades Barí: Karibokaira, Saboukay, Ombirronkayra ( y los Bohíos de Buiyocbakaira donde se abrió el pozo de campo Yuca y Carincakayra donde se monto el Batallón del Ejército), Axdobarinkayra (en el actual Tibú), Tokbokay (actual El Tarra), Shimakarinckay (filo del Tarra), Datribackayra (El Aserrío, cerca de Convención), Ankayra (entre Convención y el Carmen) y Ishtandabocyira. Los campesinos y pobladores de la zona identifican aún hoy día el área de El Aserrío como uno de los sitios de mayor presencia de los guerreros Barí; y según sus testimonios la Quebrada la Tiradera deriva su nombre del lugar de “tiradera de flechas de los Motilones (Barí)”. Según testimonios de los Caciques Barí, en los enfrentamientos “murieron destacados guerreros como Barikarichinba, Abotrichimbana, Bachiashikba, Acayllema, y murieron muchos ayudantes y gentes Barí “(Taller Ishtana, 2005).
Segundo período, entre 1950 y 1964: A inicios de la década avanza la colonización sobre el territorio Barí por parte de miles de campesinos desplazados por la violencia política de la época y de cientos de obreros licenciados de las petroleras. Hacia 1958 se reactiva la actividad petrolera en la zona, avanza el establecimiento de nueva infraestructura petrolera al oriente del territorio ocupado por los Barí, entre Tibú y Playa de oro, se destruyen cinco comunidades y numerosos bohíos, y mueren cientos de gentes Barí. Se inició entonces un lapso de aproximadamente 12 años, el más intenso, dramático y doloroso de la lucha defensiva de los Motilón. Según un estudio de la época (INDEC, La colonización del Catatumbo, INCORA, 1971), entre 1957 y 1963, habrían muerto 100 colonos en estas refriegas. Tampoco aquí se tiene un indicio aproximado de los muertos indígenas, pero el mismo estudio antes nombrado señala que con motivo de estos ataques tuvo lugar el “surgimiento de organizaciones entre los colonos y la constitución de comisiones para perseguir a los indios y vengar a los compañeros muertos”. El tamaño de estas venganzas ha quedado dramáticamente registrado en la prensa de la época. (Roldan, 1994: 271) En el proceso de la construcción de vías, pozos, oleoductos y poblados sobre el sector oriental del territorio ocupado por los Barí, entre Tibú, la Gabarra y Río de Oro, fueron destruidas las comunidades y Bohíos de Chicbari, Acka, Quiocbocayra, Bocsrocbakayra y Nankadukayra. Cuentan los Barí que en esta comunidad de Nankadukayra fue donde realizaron la última defensa armada de su territorio y relatan así la tragedia de entonces:
“Los rabadora (blancos) bombardearon los bohíos e instalaron la
base petrolera de la Colpet y el nombre del bohío Nankadukayra
fue cambiado por Quackayra que significa petróleo, oro negro;
entonces los rabadora (blancos) encerraron el bohío y los
ataques se hicieron constantes. En el ataque de respuesta que
hicimos los Barí al campamento de la Colpet, participaron varias
comunidades y entre guerreros, ayudantes y miembros de las
comunidades murieron cerca de 60 barí, al ser atacados por el
ejercito y los grupos armados de la colpet; muchos barí
murieron electrocutados al hacer contacto con las cercas
electrizadas del campamento de la Colpet. Entre los muchos
caciques guerreros que murio se destacó a Atoundoura. Mientras
nosotros peleábamos con habilidad y honor para defender
nuestra tierra, los rabadora (blancos) nos atacaban con armas
que no conocíamos. Así peleamos hasta principios de los años
sesenta (siglo XX). (Taller Ishtana sobre territorio tradicional
Barí, Tibú, 12 y 13 de agosto, 2005!)
Primer período: inicio de exploración y explotación petrolera 1930-1950, guerra mundial y violencia política. Como ya se indicó, a principios de la década del treinta, Siglo XX, la Concesión Barco fue transferida de manera fraudulenta y por presión del Gobierno de Estados Unidos a Empresas petroleras de este país, dando paso a la fase de exploración petrolera. A finales de la década del treinta, Siglo XX, paralela con la exploración y ubicación de los pozos de petróleo en una extensa área alrededor de Tibú, se construyó en 1938- 1939, al sur del territorio ocupado en ese entonces por los Barí, la carretera Cúcuta-Tibú y Tibú-Convención, y se construyó el oleoducto Tibú-convención-costa Atlántica. En 1940 se inició la extracción de crudo en los pozos de la zona de Tibú y su exportación a través del oleoducto. Adicionalmente, las actividades de la petrolera incluyeron el establecimiento de una amplia infraestructura de campamentos y viviendas, casino, club y comisariato para los trabajadores y empleados, carreteras y aeropuertos, bases militares y prostíbulos. En esta fase, el avance de la infraestructura y proceso petrolero apoyado con la acción armada del ejército contra los barí, presentó la siguiente situación: El número de obreros del petróleo muertos por los Barí (Motilón), entre la llegada de las compañías y su acompañamiento militar y el año 1939, cuando fue concluido el oleoducto y empezó a salir el crudo hacia la Costa Atlántica, ha sido calculado por algunos en 250. Otros hacen subir la cifra hasta 500. No se tiene ningún indicio de los soldados muertos y, por supuesto, tampoco de los indígenas. Informaciones que no han sido publicadas, pero que circularon entre los viejos obreros, hoy pensionados, de las petroleras, dejan saber que la impotencia militar y de las compañías para prevenir los ataques indígenas habría determinado el lanzamiento, desde aviones, de sal envenenada en las vecindades de sus bohíos (Roldan, 1994: 270) Al final de la segunda guerra mundial entre 1943-1945 y con la fase de violencia política de mediados de siglo, obligaron a la empresa a paralizar las actividades petroleras lo que significó el licenciamiento de miles de trabajadores que se establecieron con sus familias como colonos y presionaron sobre las tierras de los Barí. En el período señalado y al sur del territorio Barí, el avance de la infraestructura petrolera y el establecimiento de poblados con apoyo del ejercito se realizó sobre la persecución y destrucción de nueve comunidades indígenas, de la destrucción de un mayor número de bohíos, de la muerte y desplazamiento de la población y de la muerte de destacados guerreros Barí. El poblamiento e infraestructura actual se construyó sobre la destrucción, muerte y desplazamiento de las siguientes comunidades Barí: Karibokaira, Saboukay, Ombirronkayra ( y los Bohíos de Buiyocbakaira donde se abrió el pozo de campo Yuca y Carincakayra donde se monto el Batallón del Ejército), Axdobarinkayra (en el actual Tibú), Tokbokay (actual El Tarra), Shimakarinckay (filo del Tarra), Datribackayra (El Aserrío, cerca de Convención), Ankayra (entre Convención y el Carmen) y Ishtandabocyira. Los campesinos y pobladores de la zona identifican aún hoy día el área de El Aserrío como uno de los sitios de mayor presencia de los guerreros Barí; y según sus testimonios la Quebrada la Tiradera deriva su nombre del lugar de “tiradera de flechas de los Motilones (Barí)”. Según testimonios de los Caciques Barí, en los enfrentamientos “murieron destacados guerreros como Barikarichinba, Abotrichimbana, Bachiashikba, Acayllema, y murieron muchos ayudantes y gentes Barí “(Taller Ishtana, 2005).
Segundo período, entre 1950 y 1964: A inicios de la década avanza la colonización sobre el territorio Barí por parte de miles de campesinos desplazados por la violencia política de la época y de cientos de obreros licenciados de las petroleras. Hacia 1958 se reactiva la actividad petrolera en la zona, avanza el establecimiento de nueva infraestructura petrolera al oriente del territorio ocupado por los Barí, entre Tibú y Playa de oro, se destruyen cinco comunidades y numerosos bohíos, y mueren cientos de gentes Barí. Se inició entonces un lapso de aproximadamente 12 años, el más intenso, dramático y doloroso de la lucha defensiva de los Motilón. Según un estudio de la época (INDEC, La colonización del Catatumbo, INCORA, 1971), entre 1957 y 1963, habrían muerto 100 colonos en estas refriegas. Tampoco aquí se tiene un indicio aproximado de los muertos indígenas, pero el mismo estudio antes nombrado señala que con motivo de estos ataques tuvo lugar el “surgimiento de organizaciones entre los colonos y la constitución de comisiones para perseguir a los indios y vengar a los compañeros muertos”. El tamaño de estas venganzas ha quedado dramáticamente registrado en la prensa de la época. (Roldan, 1994: 271) En el proceso de la construcción de vías, pozos, oleoductos y poblados sobre el sector oriental del territorio ocupado por los Barí, entre Tibú, la Gabarra y Río de Oro, fueron destruidas las comunidades y Bohíos de Chicbari, Acka, Quiocbocayra, Bocsrocbakayra y Nankadukayra. Cuentan los Barí que en esta comunidad de Nankadukayra fue donde realizaron la última defensa armada de su territorio y relatan así la tragedia de entonces:
“Los rabadora (blancos) bombardearon los bohíos e instalaron la
base petrolera de la Colpet y el nombre del bohío Nankadukayra
fue cambiado por Quackayra que significa petróleo, oro negro;
entonces los rabadora (blancos) encerraron el bohío y los
ataques se hicieron constantes. En el ataque de respuesta que
hicimos los Barí al campamento de la Colpet, participaron varias
comunidades y entre guerreros, ayudantes y miembros de las
comunidades murieron cerca de 60 barí, al ser atacados por el
ejercito y los grupos armados de la colpet; muchos barí
murieron electrocutados al hacer contacto con las cercas
electrizadas del campamento de la Colpet. Entre los muchos
caciques guerreros que murio se destacó a Atoundoura. Mientras
nosotros peleábamos con habilidad y honor para defender
nuestra tierra, los rabadora (blancos) nos atacaban con armas
que no conocíamos. Así peleamos hasta principios de los años
sesenta (siglo XX). (Taller Ishtana sobre territorio tradicional
Barí, Tibú, 12 y 13 de agosto, 2005!)
Adicional a las persecuciones que sufríeron los Barí por parte del ejército y los grupos armados de las petroleras, también fueron víctimas de los ataques de los colonos y de
los safari de los gringos:
los safari de los gringos:
“…era usual que hasta ejecutivos americanos de la Colpet,
armados de rifles, excursionaran a modo de safari los fines de
semana y dispararan contra los indios en los alrededores
selváticos de sus campamentos de la región oriental de su
territorio, como es el comentario que aún se oye de labios de
antiguos pobladores de la zona, siguiendo la tradición que nos
relata Ancízar (1970, vol. 2:171), de la práctica secular de matar
indios, relatada para hechos de la segunda mitad del siglo XIX.”
(Jaramillo, 1992)
A principios de la década del sesenta del Siglo XX, los Barí no sólo estaban debilitados y diezmados por la guerra desigual que sufrían frente al ejercito colombiano y los guardias armados al servicio de la Columbian Petroleum Company –COLPET-; adicionalmente grandes grupos de campesinos colonos penetran a los territorios de refugio de los Barí, desde Tibú y la Gabarra por el Oriente, desde el sur por Convención, el Carmén y el Tarra, y desde el occidente, desde Curumaní y Pailitas. Estos factores debilitaron las defensas biológicas y socioculturales de los Barí, y así sufrieron cientos de muertes por epidemias infectocontagiosas de bronquitis y sarampión transmitidas por los colonos, y aún parte de la población que recibió tratamientos se encontraba tan vulnerable que no los resistía, tal como lo relata a una misión médica en 1964: “… en octubre (de 1964), tuvimos que volver a Francia por un período de quince días; antes de partir, habíamos advertido que
era posible que se produjeran epidemias. Al regresar el desastre ya había tenido lugar. Los indígenas morían por docenas, víctimas de una epidemia de bronquitis y de sarampión (...). Varios murieron de disentería provocada por los antibióticos" (R
Jaulin, 1973, citado por Jaramillo, 1993).
El genocidio de grandes proporciones sufrido por los Barí significó la muerte de más de la mitad de su población: según Roberto Pineda en menos de una década entre 1950 y 1960 la población Barí pasó de 1.800 a 800 habitantes (Pineda, 1994). Otros estudios de Beckermam presentan una secuencia de disminución de la población Barí a lo largo del siglo XX: La población Barí pasó de 2.500 habitantes en 1910 a 800 en 1960, significando una reducción de cerca del 70% de la población, es decir, que luego del genocidio sólo sobrevivían un 32% de los Barí. Es decir que el genocidio de los Barí creció al ritmo de la exploración y explotación petrolera, a mayor explotación más muertes barí. Ese período marca el inicio, 1910, de las primeras exploraciones en búsqueda de petróleo y hacia 1960 se presenta la mayor actividad de extracción petrolera en la zona (Beckerman, citado por Jaramillo, 1993).
armados de rifles, excursionaran a modo de safari los fines de
semana y dispararan contra los indios en los alrededores
selváticos de sus campamentos de la región oriental de su
territorio, como es el comentario que aún se oye de labios de
antiguos pobladores de la zona, siguiendo la tradición que nos
relata Ancízar (1970, vol. 2:171), de la práctica secular de matar
indios, relatada para hechos de la segunda mitad del siglo XIX.”
(Jaramillo, 1992)
A principios de la década del sesenta del Siglo XX, los Barí no sólo estaban debilitados y diezmados por la guerra desigual que sufrían frente al ejercito colombiano y los guardias armados al servicio de la Columbian Petroleum Company –COLPET-; adicionalmente grandes grupos de campesinos colonos penetran a los territorios de refugio de los Barí, desde Tibú y la Gabarra por el Oriente, desde el sur por Convención, el Carmén y el Tarra, y desde el occidente, desde Curumaní y Pailitas. Estos factores debilitaron las defensas biológicas y socioculturales de los Barí, y así sufrieron cientos de muertes por epidemias infectocontagiosas de bronquitis y sarampión transmitidas por los colonos, y aún parte de la población que recibió tratamientos se encontraba tan vulnerable que no los resistía, tal como lo relata a una misión médica en 1964: “… en octubre (de 1964), tuvimos que volver a Francia por un período de quince días; antes de partir, habíamos advertido que
era posible que se produjeran epidemias. Al regresar el desastre ya había tenido lugar. Los indígenas morían por docenas, víctimas de una epidemia de bronquitis y de sarampión (...). Varios murieron de disentería provocada por los antibióticos" (R
Jaulin, 1973, citado por Jaramillo, 1993).
El genocidio de grandes proporciones sufrido por los Barí significó la muerte de más de la mitad de su población: según Roberto Pineda en menos de una década entre 1950 y 1960 la población Barí pasó de 1.800 a 800 habitantes (Pineda, 1994). Otros estudios de Beckermam presentan una secuencia de disminución de la población Barí a lo largo del siglo XX: La población Barí pasó de 2.500 habitantes en 1910 a 800 en 1960, significando una reducción de cerca del 70% de la población, es decir, que luego del genocidio sólo sobrevivían un 32% de los Barí. Es decir que el genocidio de los Barí creció al ritmo de la exploración y explotación petrolera, a mayor explotación más muertes barí. Ese período marca el inicio, 1910, de las primeras exploraciones en búsqueda de petróleo y hacia 1960 se presenta la mayor actividad de extracción petrolera en la zona (Beckerman, citado por Jaramillo, 1993).
Tercer período: fin de la resistencia de los Barí, 1964-1972: Debilitada la resistencia armada de los Barí y diezmada su población por el genocidio, entonces los Barí se vieron obligados a entablar acuerdos con diversos sectores sociales y con los Gobiernos de Colombia y de Venezuela. La actitud pacífica de los Barí no significó la paz sino la continuación agravada de sus problemas.
Actualmente, en territorio ancestral del pueblo Motilon Barí se lleva a cabo un proyecto de exploración y explotación petrolera denominado Alamo I y para la protección de lo intereses de ECOPETROL el Ejército Nacional hace presencia en la zona en que se encuentra llevándose a cabo el proyecto.
La presencia del Ejército Nacional en el territorio ancestral de los Motilón Barí vulnera la neutralidad que ha asumido el pueblo Barí en pro de su supervivencia en medio del conflicto armado que hasta hace poco había respetado las fronteras trazadas por sus comunidades.
Actualmente, en territorio ancestral del pueblo Motilon Barí se lleva a cabo un proyecto de exploración y explotación petrolera denominado Alamo I y para la protección de lo intereses de ECOPETROL el Ejército Nacional hace presencia en la zona en que se encuentra llevándose a cabo el proyecto.
La presencia del Ejército Nacional en el territorio ancestral de los Motilón Barí vulnera la neutralidad que ha asumido el pueblo Barí en pro de su supervivencia en medio del conflicto armado que hasta hace poco había respetado las fronteras trazadas por sus comunidades.
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